Fallecimiento de Geronima Gonzalez

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Fallecimiento de Geronima Gonzalez

Notapor javier muro gastañaga » Mié Ene 02, 2008 2:12 pm

Con fecha 1 de Enero de 2008, tenemos que lamentar el Fallecimiento de nuestra centenaria, Geronima Gonzalez, rogamos a Dios por su Eterno descanso y Le damos Gracias por su larga vida y a su Familia nuestro mas sentido Pesame, Descanse en Paz.
javier muro gastañaga
 
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Funeral Jerónima González

Notapor Ludi Villalba » Vie Ene 04, 2008 11:50 am

El viernes 11 de enero a las 20:00 horas tendrá lugar la misa de funeral por Jerónima González González, en la parroquia "La Cena del Señor", situada en la calle Antonio Machado, 24, de Madrid (Metro Antonio Machado, línea 7).

En nombre de la familia queremos dar las gracias a Javier Muro por haber puesto el mensaje; también a todos los que nos llamaron por teléfono y nos acompañaron en el tanatorio.
Ludi Villalba
 
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Fallecimiento de Geronima Gonzalez

Notapor Fernando Cuevas » Dom Ene 06, 2008 4:44 pm

Nuestro más sentido pésame desde Bilbao, de la familia Cuevas Pérez
Un abrazo para la familia y que descanse en paz.


:twisted: Saludos :wink:
Fernando Cuevas
 
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Para nuestros abuelos, que hacían milagros.

Notapor xelexte » Sab Mar 01, 2008 9:09 pm

Abuela Jero han pasado unos meses. Nos gusta pensar que te has encontrado con el abuelo Jenaro y con Benjamín y Laudelino, vuestros dos hijos eternamente pequeños. También con tu madre y tu hermano Alberto, tanto le quisiste que has tenido un hijo llamado Alberto, un nieto José Alberto y otro Alberto, hasta un bisnieto Alberto. Para el abuelo has tardado casi veinte años en ir para allá. Bien le puedes decir que el corazón no te dejaba partir. Ese magnífico corazón que quería quedarse un poco más con todos los vuestros, con los que dejáis por aquí.

Abuela Jero, cien años y cuántas etapas vividas: monarquía, república, guerra civil, una dictadura larguísima, democracia y hasta quién sabe si un primo lejano presidente del gobierno (cuánto nos reíamos con esto). La mayor parte de vuestra vida transcurre en Valverde. Años durísimos por la miseria y otras circunstancias: pobreza, nevadas, hambre, enfermedad, pena inmensa por los niños muertos, desamparo. Os tocó atravesar etapas durísimas sin apenas nada, tan sólo el esfuerzo y las ganas de vivir.

¡Cuántos recuerdos! Antiguos quehaceres que con sólo mencionarlos nos sumergen en un mundo inevitablemente unido a los abuelos. Cardar e hilar la lana, tinte de vivos colores para hacer calcetines, chaquetas o alfombras, y para marcar los corderos que subían por el Travesero como otra alfombra viviente. Hacer jabón con el sebo sobrante. Recoger patatas, apañar, cribar, la era, el carro, el trillo, el arado. Bordar sábanas, hacer ganchillo, zurcir, echar remiendos. Lavar en el río. Hacer morcillas, chorizos, cecina. Separar la nata, hacer manteca. Afilar la guadaña. Ir a escobas, cortar la leña. La mina, el carbón, la silicosis, la muerte de parientes y paisanos. Nuestra cara de asombro al oír que había multas por trabajar en domingo. Rodea, mandil, pocillo, trébede, hornacha, porrón, bota, botijo, cuerna, balde. Y también romería y picatuesta. Palabras que para los que pasamos parte de nuestra infancia en Valverde nos dicen todo.

Una vez jubilados os trasladasteis a Madrid, llegó el tiempo de recompensa, de estar con los hijos y los nietos. Siempre supisteis de la alegría de vivir. Quizá por eso cantabas tan alto en misa. Vitalidad a raudales. Cómo te gustaban las romerías de tu juventud. Y, aquí, en Madrid, ya bastante mayor, te ibas al Hogar del Jubilado a echar unos bailes. Y lo mejor, la fiesta familiar. El abuelo también murió por Navidades y desde su cama en el hospital nos animaba para que nos reuniéramos y celebráramos las fiestas en casa. ¡Qué ocurrencia! ¡Cómo nos íbamos a ir y dejarle solo! Y tú, abuela, igual, en plena Nochebuena y desde el que días más tarde fue tu lecho de muerte, se te caían las lágrimas ante la presencia de los tuyos reunidos contigo para las fiestas.

Y es que ir a casa de los abuelos era sinónimo de bienestar y fiesta. El encuentro en torno a una gran mesa. La comida de Nochebuena, Navidad, Reyes, Día del Padre, Día de la Madre, los cumpleaños o porque simplemente era domingo. Tu casa siempre olía a comida, aun con la mesa quitada y la cocina recogida. Era salir del ascensor y pedir la merienda ante el sonrojo de nuestra madre:”No pueden tener hambre, no hace ni una hora que les he dado la comida”. Supongo que ahora lo comprende cuando entran Marcos y Alicia por la puerta: “Abuela Ludi, la merienda”. No es el hambre, es asociar la casa de los abuelos al bienestar, al afecto, a la fiesta sobre los manteles. Madrid, el seiscientos del tío, un paseo por la Dehesa de la Villa, vuestra compañía y cuidados cuando estábamos en el hospital, las colchas de ganchillo, la brisca, el tute, el baile de la botella, el bullicio, los tíos, los primos, la visita de los de Palma de Mallorca. Felicidad en nuestra infancia gracias a vosotros.

¡Cuánto nos habéis dado! Y aún queda vuestra mejor herencia, el único legado que de verdad importa: la honradez, la rectitud, el esfuerzo, la humildad, la sencillez. Esas fueron vuestras únicas armas, las que teníais cuando no teníais nada. Ojalá perduren en nosotros. Y ese “obrar en conciencia” que tantas veces nos aconsejabais como una máxima. Debíais pensar que en el interior de su conciencia cada ser humano podía distinguir perfectamente el bien del mal y, conforme a ello, debería actuar. Y quizá sea así, porque sin más recursos inmateriales ni materiales os pudisteis conducir en la vida. Con vuestras formas sencillas, incluso ingenuas, con vuestro ejemplo, con una mirada severa, o con una charla amable, sin pompas ni artificios ni otras ambiciones, lo más grande, lo más sublime: que fuésemos buenos.

Deseo que estas palabras sirvan de consuelo a todos los parientes de Jenaro Villalba y Jerónima González, a todos los que les habéis querido, en especial a sus hijos: Ludi, Alberto, Feli, Jenaro y Mari.

También quiero tener un recuerdo para mi abuela Marcelina y mi abuelo Pedro, quien nos contó que nuestras dos abuelas habían sido muy amigas en su juventud.


Enhorabuena a los creadores de la página. Muchas gracias por permitir nuestra participación.

C. P. V.
xelexte
 
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